Cuando finalmente sale el sol luego de un largo invierno, sin duda estarás listo para salir corriendo hacia el aire libre y disfrutar de su calidez. Pero mientras te diviertes, no olvides que el sol de verano puede ser implacable a menos que tomes las precauciones adecuadas. Para disfrutar del verano y al mismo tiempo evitar daños graves en la piel, asegúrate de usar correctamente el protector solar, limita tu exposición a la radiación UV y aprende a vigilar la salud de tu propia piel.
La amenaza constante del melanoma
El melanoma (cáncer de piel) es una preocupación más alarmante de lo que se podría pensar. En 2018, se informaron 178,560 casos únicos de la enfermedad en los EE. UU., cobrándose aproximadamente 9,000 vidas. El melanoma causa una alteración en la melanina, el pigmento que da el color a la piel. Se desconoce la causa exacta del melanoma, pero está claro que las probabilidades de contraerlo aumentan enormemente con la exposición a los rayos UV. Eres más propenso a desarrollar melanoma si tienes piel clara, un historial de quemaduras de sol, una cantidad sustancial de lunares en tu cuerpo, o una historia familiar de cáncer de piel.
El protector solar es tu arma secreta
El protector solar no es opcional, es obligatorio. Usarlo para limitar tu exposición a los rayos UV es la manera más efectiva de prevenir el daño a la piel. La característica distintiva del protector solar es el FPS o “factor de protección solar”. El número de FPS describe el nivel de protección que proporciona el protector solar frente a la radiación UVB. Por ejemplo, si tu piel normalmente se quema en 10 minutos, un protector solar con un FPS 15 te protegerá durante aproximadamente 150 minutos. Cuando elijas un protector solar, busca uno cuya etiqueta mencione “amplio espectro”. Esto significa que protege contra la radiación UVA y UVB.
- Los rayos UVA dañan la piel y provocan bronceado, arrugas y envejecimiento prematuro de la piel.
- Los rayos UVB causan quemaduras solares que luego pueden convertirse en cáncer de piel.
Es importante que no creas los mitos que se han creado en torno a los protectores solares ya que esto puede limitar el uso adecuado de estos.
Mito n.º 1: El FPS no es importante
Para el uso diario normal, debes usar un FPS de 15 o más. Según los médicos, el FPS 30 es ideal para pasar un tiempo prolongado al sol, ya que filtra aproximadamente el 97 % de todos los rayos UVB. Con un FPS superior a 30, la mejora es mínima y generalmente se utiliza en casos especiales.
Mito n.º 2: El protector solar es impermeable
El protector solar NO es impermeable, pero algunos son resistentes al agua. Si estás nadando o sudando mucho, debes volver a aplicarte protector solar cada hora y media. Revisa la etiqueta de tu protector solar; las compañías están obligadas a especificar si dura 40 u 80 minutos en condiciones mojadas.
Mito n.º 3: Si está nublado, no es necesario
Las nubes pueden bloquear la luz visible, pero aún así dejan pasar aproximadamente el 80 % de la radiación UV en cualquier momento dado. Algunas personas tienen sus peores quemaduras solares en días nublados. Aplícate el protector solar como de costumbre en días como este, especialmente si planeas estar al aire libre durante un período de tiempo prolongado.
Mito n.º 4: No necesitas protector solar si tienes una piel más oscura
Las personas con piel más oscura suelen tener una falsa sensación de seguridad al exponerse al sol porque por lo general se broncean naturalmente en lugar de quemarse; ¡pero el bronceado también daña las células de la piel! Incluso si tienes una piel más oscura, podrías desarrollar un melanoma.
- Otras prácticas de seguridad para estar bajo el sol
El protector solar es una parte esencial de la ecuación, pero también puedes tomar otras medidas para mejorar la salud general de tu piel y reducir tus riesgos de desarrollar melanoma. - Cubre lo que puedas: el uso de sombreros de ala ancha, gafas de sol, camisas de manga larga y pantalones le brinda a tu piel un descanso de la intensidad del calor. Permanece en la sombra siempre que puedas para limitar el contacto directo con el sol.
- Evita las camas de bronceado: estar bronceado puede considerarse "elegante", pero llega con su propio conjunto de complicaciones. Las camas de bronceado proporcionan una exposición directa a los mismos rayos UV que causan el melanoma. El bronceado en interiores incrementa tu riesgo de desarrollar melanoma al 75 %.
- Sé un experto en tu cuerpo: familiarízate con tu piel y busca cambios notables. Revisa si tus lunares tienen formas irregulares o decoloración. Casi la mitad de todos los casos de melanoma son autodetectados.
- Realízate exámenes de detección periódicos: tu dermatólogo puede evaluar la salud de tu piel y proporcionarte los exámenes adecuados según tu historial familiar médico. Si tú o un miembro de tu familia tiene un historial de melanoma, debes programar un examen de cuerpo entero al menos una vez al año.